El acoso escolar mata

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Cada 2 de marzo se celebra el Día Mundial del Bienestar Mental para los Adolescentes, un día creado por The Hollister Confidence Project, una iniciativa, según indica en su página “impulsada por personas que se dedican a ayudar a los adolescentes los 365 días al año con el fin de que se sientan más seguros, más cómodos y más capaces de todo”.

Los datos no mienten. Los adolescentes también están pasando por una época turbulenta en lo que se refiere a la salud mental. En el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental, indica la Organización Mundial de la Salud.

El bienestar mental y psicológico de la juventud pasa por un entorno familiar saludable, en el que los menores estén acompañados y en el que la comunicación sobre sus sentimientos fluya con naturalidad. Los padres son actores esenciales en la salud emocional de sus hijos.

Del mismo modo, el bienestar mental pasa por un entorno escolar seguro, libre de discriminaciones, libre de acoso escolar. El acoso escolar mata. Por cualesquiera que sean sus causas, el acoso escolar es responsable de muchos suicidios en edades tempranas. Un ejemplo es el reciente caso en Barcelona, donde Alana de nacimiento, que se identificaba como chico, y quería ser tratado como Iván, se quitó la vida por no poder aguantar más el hostigamiento causado por sus compañeros de clase, que se burlaban de él, al grito de “Ivana”. Su hermana gemela, Leila, muy unida a él, la acompañó saltando con ella desde el piso en el que vivían. Una carta que dejaron escrita refleja el sufrimiento: “Estoy cansada de que me hagan bullying en la escuela, no lo soporto. Yo quiero ser feliz, pero evidentemente yo esto lo voy a sufrir el resto de mi vida y tomé la decisión de no seguir”. Iván falleció y su hermana, está hospitalizada, en coma. 

Este desgarrador suceso es la muestra de que el bullying perturba y daña la mente de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes hasta tal punto de que se plantean suicidarse: acabar con su vida supone la salida para acallar el dolor social.

“No quiero vivir en un mundo donde la mala gente es aplaudida y las personas sensibles, nobles y de buen corazón siempre tienen las de perder”, escribió Pol, un joven tarraconense de 15 años en su carta de despedida antes de intentar suicidarse al lanzarse desde un cuarto piso. Pol también padecía acoso por parte de sus compañeros a causa de su leve autismo. Su padre, a petición de él, ha publicado en Facebook un relato de su experiencia. Ahora, Pol, que afortunadamente ha sobrevivido, se recupera en la Unidad de Cuidados Intensivos. “La recuperación será dura, pero quiere ponerse bien para empezar una nueva vida y poder explicar su experiencia”, afirma el padre.

Estamos en una sociedad que juzga, que amedrenta y que intenta silenciar la diversidad. El bienestar mental de todos y todas, en especial el de los más jóvenes, solo puede ser conseguido con conciencia, respeto hacia el otro, educación y leyes que impidan y que sancionen a los acosadores, que a través de sus palabras, hacen mella en la mente de otro humano, sintiente, frágil.

 Nos falta mucho por hacer. El acoso sigue causando víctimas mortales. El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, según la OMS.

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