Luis Martín Herrera nos deja un manual de conducta humana

La Palma está de luto. La docencia, la política, las instituciones, la familia, la amistad… Una persona poliédrica, enamorada de su isla y de su ciudad, crítica y noble, de pasión sosegada y principios permanentes, nos deja, pero también nos deja, como patrimonio, un manual de conducta humana y las huellas de una trayectoria firme y coherente.

Referente de la educación en los años mágicos de la apertura del Instituto de Bachillerato Eusebio Barreto en el Valle de Aridane, en la dirección, compartida con su esposa, María Nieves Cáceres, de la Escuela Hogar de Mirca y en toda su trayectoria docente (reconocida y premiada por la Consejería de Educación del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias).

Político dialogante y respetuoso con los suyos y con los adversarios, que anteponía siempre el bien de la comunidad al bienestar de los partidos, incluido el suyo, tanto en el ámbito local como en el insular.

Rescatador el valedor de una de las instituciones de más solera y prestigio en nuestro archipiélago, la Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma, centenaria como el resto de sus compañeras, de la que fue director durante toda una década y en la que dejó muestras de su esforzada labor.

Cultivador de la amistad, de la que tenía tal concepto que matizaba su intensidad con términos como ‘amigo’, ‘hermano’, ‘amigo-hermano’ y ‘hermano-amigo’.

Esposo, padre y abuelo, del que otras voces, más próximas que la mía, podrían hablar de sus excelencias.

Y decirte, querido Luis, que sostengo el convencimiento de que tus nietos y nieta recrearán tus pensamientos y florecerán violetas en los umbrales de sus sentimientos.

Oswaldo Izquierdo Dorta