Ni un solo día sin incidencias en Cercanías Madrid: los retrasos se triplican en 10 años
“Incidencia en un tren” “incidencia en la infraestructura”, “fuertes demoras”, “interrumpida la circulación”… Son los mensajes habituales que reciben los pasajeros de Cercanías Madrid en redes sociales, paneles o por megafonía para avisar de retrasos en los trenes. En los últimos cinco años, entre 2019 y 2023, no se ha registrado ni un solo día sin incidencias en la red de trenes de Cercanías de la capital.
Así figura en los datos inéditos que revela por primera vez elDiario.es y que fueron obtenidos a través de una solicitud de información pública amparada en la ley de transparencia. Las cifras incluyen el registro completo de todas las incidencias que se han producido en la última década en la red ferroviaria, una información que la operadora del servicio, Renfe, había ocultado en un cajón durante años pese a las continuas solicitudes. Según los datos obtenidos por este medio, desde 2019 los pasajeros de Cercanías Madrid sufren un promedio de 20 incidencias diarias y 800 minutos de retraso cada día.
La media, sin embargo, no muestra la realidad completa. En las peores jornadas del servicio ferroviario, los retrasos se pueden multiplicar y sumar demoras en cientos de trenes afectados e incluso haciendo que muchos nunca lleguen a salir. En uno de cada tres días se ven afectados más de 100 trenes por problemas en el servicio.
Los datos señalan que el problema va a peor. En la última década los retrasos acumulados en incidencias en Cercanías de Madrid se han triplicado, de los 350 minutos diarios de retraso en 2012 hasta los 1.100 en 2023. Además, cada vez hay más circulaciones afectadas. En 2012 hubo unos 14.000 trenes que o bien fueron vehículos retrasados o bien nunca salieron a circular. En cambio, en 2023, la cifra subió a 46.000 convoyes con demoras o directamente suprimidos. ¿Cuánto supone esto? Que aproximadamente uno de cada diez trenes programados cada día por Cercanías se ve afectado por una incidencia.
Estos datos revelados por elDiario.es señalan el declive de Cercanías Madrid, un problema que se lleva gestando durante décadas por la falta de inversiones y el abandono del servicio, según consta en los planes integrales de Cercanías, informes de distintas entidades además de distintas fuentes del sector consultadas por este medio.
Los registros inéditos de todas las incidencias del servicio de Cercanías han sido aportados por la entidad pública empresarial ADIF, responsable de las infraestructuras de toda la red ferroviaria en España, mientras que Renfe, la empresa pública operadora del servicio, se ha negado a proporcionar estos datos. Según su resolución, publicar esta información “es susceptible de causar un perjuicio de los intereses económicos y comerciales de Renfe Viajeros”.
La elaboración de informes sobre incidencias en la explotación facilitaría el ataque al servicio, facilitando un injustificado descrédito y es susceptible de causar un perjuicio de los intereses económicos y comerciales de Renfe Viajeros
El argumento ha sido esgrimido por la operadora durante años para ocultar las cifras de retrasos e incidencias de los servicios de Cercanías en Madrid o Catalunya. En 2018, ya el Consejo de Transparencia avaló que no se pudiesen fiscalizar los retrasos de Renfe tras una solicitud de información pública presentada por El Confidencial. Según el organismo, publicar esa información podría dejar a Renfe en una posición de desventaja frente a empresas privadas o particulares que ofrecen servicios con otros medios de transporte, incluido el de los ciudadanos que usan su coche particular. Seis años después de esta primera resolución, por fin se pueden conocer los siguientes datos.
Las cifras muestran que los retrasos cada vez son más frecuentes, un aumento que además coincide con la percepción de muchos usuarios de la red, que se quejan con cada vez más frecuencia. “Hace nueve años que cojo el tren para ir a trabajar al centro y el servicio ha empeorado”, reseña Anabelle, vecina del distrito de Butarque, donde discurren las líneas C3 y C4 de Cercanías.
Fuentes de Renfe, la operadora del servicio, explican que la puntualidad de Renfe es muy alta, del 95% en 2024 y mayor que en la mayoría de países europeos. Una cifra que, eso sí, hay que comparar con la que había hace diez años, cuando el índice de puntualidad prácticamente alcanzaba el 99%, según el último plan integral de Cercanías Madrid. Con los datos obtenidos vía ley de transparencia no es posible conocer el porcentaje de puntualidad de los trenes, ya que los registros no comprenden el horario de los trenes y los minutos de retraso con el que llegan cada uno sino las incidencias producidas en la red y el retraso acumulado que generan.
“Las incidencias que más nos afectan son las que nos hacen llegar tarde a primera hora de la mañana porque perjudican la rutina laboral”, señala Annabelle. Tres días a la semana debe desplazarse desde Villaverde Alto hasta el centro de Madrid para trabajar. Lo mismo le ocurre a Begoña, que viaja desde Villaverde Bajo hasta Atocha: “Ahora el tren va muy despacio y, además, antes de entrar en Atocha los trenes se quedan parados y no pueden pasar”. “Por megafonía dicen que es por acumulación de trenes”, detalla.
¿Por qué se ha producido un aumento tan grande de las incidencias? ¿Qué ha pasado en Cercanías Madrid?
Dos túneles para que pasen centenares de trenes
Una parte de los retrasos se explican por el propio diseño de la red ferroviaria. Si se observa un plano de Cercanías Madrid, se puede ver que por la estación de Atocha pasan todas las líneas. Y por Chamartín, todas menos una. Precisamente es en estos dos nudos ferroviarios donde se acumulan las incidencias.
“El sistema de Cercanías Madrid es muy radial. Antes había más estaciones de largo recorrido pero en el siglo XX se hizo el esfuerzo de concentrar todo en Atocha. En ciudades como París, Berlín o Londres tienen varias estaciones principales alrededor de la ciudad”, explica André Marques, divulgador ferroviario, sobre la anomalía de la capital española.
El sistema de Cercanías Madrid es muy radial. En el siglo XX se hizo el esfuerzo de concentrar todo en Atocha
¿Qué suele pasar? Que en ambos puntos se generan cuellos de botella. Dos túneles (Recoletos y Sol) conectan las estaciones de Atocha y Chamartín, por las que pasan más del 90% de los viajes. “Si un tren se para en Recoletos, como hay dos vías, usan una de las dos vías en dos sentidos. Eso ya genera un efecto dominó que va acumulando retrasos”, explica Marques. Es lo que pasó el pasado 15 de diciembre, cuando una avería en el sistema de señalización en el túnel de Recoletos afectó a 270 trenes de cinco líneas con retrasos medios de 28 minutos por convoy.
En el siguiente mapa se muestra el número de minutos acumulados por incidencias en cada estación o en trayectos que pasen por la estación. La concentración de minutos de retraso en las dos grandes estaciones es clara. Si una de ellas estornuda, se resfría toda la red.
“Cualquier cosa que pase justo ahí, que pilla justo en medio, interrumpe todo el servicio tanto de un lado como de otro de Madrid”, señalan desde el Sindicato Español de Maquinistas Ferroviarios (Semaf), que concentran el 85% de maquinistas en España. “Son puntos sensibles”. En estas estaciones, añade Rafael García, responsable institucional del sector ferroviario de Comisiones Obreras, también hay más incidencias por una cuestión de probabilidad. “Las estaciones con más líneas y más circulaciones diarias tienen más incidencias que las que disponen de menos trenes y menos vías”.
La situación no es nueva. En 2018 el Plan Integral de Mejora de los Servicios de Cercanías de Madrid (2018-2025), del Ministerio de Fomento, dejó patente la saturación que sufrían tanto estas estaciones como los túneles de Sol y Recoletos que conectan la ciudad, recalcando que estos tramos estaban al “límite de su capacidad”. En estas estaciones, la situación parece haber empeorado, paradójicamente, por las propias obras de mejora que se están llevando a cabo en ellas. “Siempre ha habido incidencias, pero ahora debido a las obras tienen más repercusión”. Así, cuando se cerró el túnel de Sol durante 11 meses de 2023, y solo estaba disponible el de Recoletos, “si pasaba algo, no podía pasar nadie”, señalan desde los sindicatos.
Estas dos estaciones son solo la punta del iceberg que muestra cómo los retrasos van en aumento. Sin embargo, las incidencias y su aumento se notan en todas las líneas de Cercanías. En el gráfico de abajo se muestra el retraso acumulado en los trayectos que pasan por cada línea de la red ferroviaria de la capital y cuánto han aumentado las demoras respecto a 2019. Si quieres saber el detalle de cómo lo hemos calculado, haz click aquí.
“Generalmente uso el Cercanías siempre o casi siempre, pero al menos dos veces a la semana hay incidencias y los trenes se demoran entre 15 o 20 minutos”, indica Cristian quien viaja desde Santa Eugenia hasta Valdemoro, trasbordando en Atocha y usando para ello las líneas C2 y C7. En un día sin incidencias el tiempo que debe emplear es de 45 minutos, pero en una mañana con retrasos el tiempo se puede alargar hasta la hora y media. Una situación que, en su opinión, cada vez se produce con más frecuencia.
Estas demoras, además, se inician en las horas punta del día. Principalmente, entre las 6 y las 9 de la mañana, coincidiendo con el aumento de trenes en circulación y pasajeros que van a su puesto de trabajo o estudios. “Hay más usuarios, más trenes circulando y se produce la tormenta perfecta para que haya más incidencias”, explica García, responsable ferroviario de CCOO.
Aunque algunos de los peores días para Cercanías de Madrid están ligados a eventos climáticos como tormentas, nevadas (Filomena) o inundaciones, algunos de los días negros de la red de Cercanías en los últimos cinco años fueron causados por descarrilamientos, averías, tuberías rotas o palancas de emergencia activadas. Es decir, por causas directamente vinculadas a los trenes o la infraestructura.
Por ejemplo, entre los peores días se encuentra el descarrilamiento que se produjo en un tren de Larga Distancia, tipo Talgo, en la vía 4 de Atocha el pasado 26 de noviembre. Quedó cortada la circulación, fue necesario evacuar a 37 personas y provocó demoras durante todo el día. En los doce días siguientes se produjeron dos descarrilamientos más, el 5 y 8 de diciembre. Esta vez sobre trenes de Cercanías. Otro caso fue el corte de luz que hubo en febrero de 2023, cuando cientos de pasajeros quedaron atrapados a la altura del túnel de Recoletos. La incidencia retrasó al menos a 67 trenes, acumulando entre todos ellos 1.653 minutos de retraso, según los datos obtenidos vía ley de transparencia. Una cifra que hasta ahora no era posible conocer, pese a que el Gobierno fue preguntado sobre ello vía parlamentaria.
Averías y la falta de maquinistas, principales motivos de retraso
¿Qué dicen los datos sobre las causas de los retrasos en Cercanías Madrid? Las cifras obtenidas por elDiario.es revelan que los cinco motivos que más retrasos acumulan en la red desde 2019 están vinculados a averías o problemas de los trenes (material rodante) o las infraestructuras. Las averías en los sistemas de seguridad son responsables del 19% de los retrasos, las averías en los propios trenes, el 16%, la falta de relevos de maquinistas, un 10%.
Las causas, según denuncian los propios sindicatos, especialistas e incluso los propios planes de Cercanías Madrid, se deben precisamente a una falta de inversión en la red que ha dejado en situación de abandono el servicio ferroviario de corta distancia. Un informe de la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) de 2020 constató que España había hecho un esfuerzo muy grande en invertir en redes de Alta Velocidad, pero insuficiente en Cercanías, pese a ser uno de los servicios más demandados. Según sus cálculos, la inversión en Cercanías desde 1990 hasta 2018 había sido de 3.600 millones de euros frente a los más de 55.880 en Alta Velocidad. 15 veces más. Todo ello pese a que los trenes de alta velocidad acumulaban solo un 4,8% del total de pasajeros de ferrocarril.
“Es un problema estructural de la red. Está saturada y los trenes están envejecidos. Desde 2008 no entran trenes nuevos”, detalla el divulgador Marques. “Se han hecho obras de mantenimiento. No es que esté en abandono absoluto pero en los últimos 20 año ha existido una desinversión global y completa”.
Fuentes de Renfe reconocen que la edad media de la flota es de unos 26 años y que más de la mitad de los trenes ya superan los 16. El Plan de Mejora de 2018, de Fomento, también identificó que la edad media de las vías se ubicaba en 20 años y el de las catenarias, las encargadas de llevar la electricidad, en 25 años.
Además, el propio documento incidió en que existía una fuerte correlación en el aumento de la edad del tren y los fallos registrados. Así, si un tren de 10 años podría presentar una incidencia cada 53 días, la cifra se reducía a 35 días cuando la edad del convoy se elevaba a los 27 años. Es decir, a más edad, más incidencias.
Los datos muestran que algunos de los motivos de incidencia que más han subido son las averías en los sistemas de seguridad, las averías en los trenes y la espera al operador por la falta de maquinistas.
Tampoco parecen ser suficientes las labores de mantenimiento, las cuales deben realizarse en el menor tiempo posible y aprovechando la noche para intentar no perjudicar el tránsito diario. Estas tareas, que son un servicio externalizado y con poca plantilla, según reclaman desde los sindicatos, se ven afectados por los retrasos. “Muchas veces cuando ha habido recortes en el mantenimiento se disparan las incidencias”, detallan desde CCOO.
Lo mismo ocurre con la propia plantilla de Renfe, donde la falta de operarios también ha influido en las demoras del tren, principalmente porque no hay personal que saque los convoyes de cabecera a tiempo. “Hace un año y medio los trenes no podían salir y faltaba personal para sacar todos los trenes programados”, detallan desde Semaf. Los maquinistas en Cercanías de Madrid no hacen un único trayecto ida y vuelta sino que, día a día, pueden recorrer varias líneas de la red.
Según explican desde Renfe, la plantilla de la operadora ha crecido un 5% en los últimos diez años. Cercanías Madrid cuenta con 1.358 efectivos de los cuales más de la mitad, 766, son maquinistas.
¿Qué se espera en el futuro?
A finales de 2023, el ministro de Transportes, Óscar Puente anunció “la compra más grande de la historia de Renfe”, con un macrocontrato para la compra de 500 trenes en la red ferroviaria. Sin embargo, desde Renfe matizan que no todos los trenes irán destinados a la red de Cercanías Madrid. También ha convocado oposiciones a personal de maquinista, los cuales aún se encuentran en periodo de formación. Sin embargo, se tratan de unas inversiones cuyos efectos no se notarán hasta, al menos, dentro de cuatro o cinco años, según las fuentes consultadas.
Fuentes de Renfe defienden que la compañía ha invertido 5.235 millones de euros para “ampliar y mejorar su flota de trenes”. “Nuestro principal objetivo, con ello, es garantizar la calidad y, sobre todo, fiabilidad de los servicios públicos, como Cercanías y Media Distancia”, explican esas mismas fuentes.
André Marques, divulgador ferroviario, defiende volver a hacer de Cercanías un servicio “bueno de verdad”. “Lo primero es que lo que tenemos, tenerlo bien”, argumenta, en referencia el mantenimiento actual de los trenes y las infraestructuras. Sin embargo, Marques va más allá y apuesta por una ampliación de la red: “en Madrid en los últimos 20 años no hemos invertido nada en inaugurar nuevos tramos de Cercanías”. “La explosión demográfica del sur de Madrid que no ha tenido un servicio de Cercanías para acompañarlo y necesitamos un túnel transversal de este a oeste”, argumenta.
“Hay que hacer Cercanías otra vez ‘cool’ y hacer del servicio una imagen muy potente. Un servicio que en 15 minutos te lleva a Atocha. Hay que volver a poner eso en valor”, concluye Marques.
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