Adrián Rojas: “La situación es insostenible. Abandono para que los responsables de gobernar se hagan cargo de todo esto”
“Hace muchos días, hoy -por ayer- se cumplen 40, que estamos dando de comer gratis a un montón de personas y lo que pido es que en Madrid se abra ya algún comedor social. No entiendo cómo los comedores de la ciudad no funcionan. Es un deber y una responsabilidad política y social del ayuntamiento dar comida caliente a la gente necesitada. No puede ser que nos estén llegando hasta nuestro local usuarios incluso de Cruz Roja, de la Cruz de Malta y del Samur social en busca de un plato de comida caliente”. Quien así habla es Adrián Rojas, vecino de Malasaña, propietario de la tienda de alimentación y barra degustación Casa 28 e impulsor del comedor social que ha estado proporcionando comida caliente gratis a cuanta persona necesitada se ha acercado hasta la calle del Espíritu Santo 28 desde que comenzó el estado de alarma: no menos de 300 al día en las última fechas.
A partir de este viernes, Rojas dejará de preparar y de repartir comida desde su local: “Estoy muy agradecido a toda la gente que se ha organizado para sostener este comedor en Espíritu Santo 28 durante 40 días, un comedor que levantamos entre todos, porque yo lo único que hice fue poner un día una olla de alubias gratis. También, muy agradecido a todos los voluntarios que están cocinando a diario en sus casas para que podamos luego repartir desde aquí más raciones de comida. En algún momento creí que se podía cambiar algo pero me equivoqué. Los medios de comunicación también se equivocan al hablar de que esto que hacemos aquí tiene que ver con solidaridad y no, tiene que ver con la ausencia de las instituciones, del ayuntamiento, de una Comunidad de Madrid que sigue dando de comer a los niños con beca de colegio con Telepizza; con la ausencia del Estado. Esa es la verdadera causa, la razón de lo que hacemos nosotros desde hace muchos días”.
Sus palabras de despedida no pueden sonar ni más tristes ni más claras. Denuncia y señala: “Me va a costar dejar de cocinar para quienes más lo necesitan en estos momentos, pero la situación es insostenible y si abandono es para que ellos, los políticos, los responsables de gobernar, se hagan cargo de todo esto”.
¿Qué va a pasar a partir de ahora con las 300 personas que se beneficiaban a diario de la ayuda que se prestaba desde este local? El Ayuntamiento de Madrid, conocedor de la labor que en este comedor se desarrolla, ha tenido 40 días para tratar de coordinar, ayudar o gestionar de alguna manera las necesidades de quienes han estado acudiendo a él, pero no han sido capaces más que de avisarles de la donación de algunos alimentos, indican desde el 28 de Espíritu Santo.
“Ayer vino la policía cuatro veces a mi local. Me van a acabar multando y tengo que empezar a pensar también un poco en mí, en qué hacer con un negocio que podría tener abierto, en cómo pagar el alquiler...”, comenta un entristecido Adrián Rojas. “Algunos vecinos del entorno también están cansados, y es lógico, de las molestias que ocasionan algunas personas que vienen en busca de ayuda... Todo se está alargando mucho y no nos dan alternativas, pese a lo mucho que las hemos buscado y pedido”, concluye.
El legado de una gran iniciativa
El legado de una gran iniciativa
Pese a que en la noticia del próximo cierre de este comedor pueda haber tintes de derrota, lo cierto es que esta iniciativa ha servido para movilizar a muchos vecinos de Malasaña, organizados a través de grupos de WhatsApp vecinales, reuniones por Zoom, en cuentas en redes sociales -como Malasaña Solidaria- y en Chueca, Conde Duque Malasaña Acompaña, la sección local del grupo distrital de voluntarios Cuidados Centro.
Más de 200 personas están en marcha, encargándose de toda la logística que ha permitido que el comedor de Rojas se haya mantenido en pie todo este tiempo y organizando un banco local de donaciones de alimentos en el que han implicado al comercio de proximidad y a muchos de sus vecinos.
También se han puesto en marcha gestiones encaminadas a conseguir otros puntos de cocinado y de reparto de alimentos en el barrio, aunque los permisos, en caso de que llegaran, tardarán. En este sentido se ha solicitado el uso de las cocinas del colegio público Isabel la Católica, se ha logrado que un asociado del Mercado de los Mostenses ponga a disposición de la red de apoyo la cocina de su local, para sacar alrededor de 30 raciones diarias de comida caliente, y se ha apalabrado la cesión de tres food trucks -para cuyo funcionamiento necesitarán de permiso municipal- desde las que poder distribuir de forma más descentralizada alimentos.
Al mismo tiempo, se ha conseguido la cesión temporal de dos locales en los que poner en marcha un banco de alimentos local desde donde distribuir alimentos no preparados.
Es decir, la iniciativa espontánea de Rojas ha servido de mecha para que la solidaridad de Malasaña se activara, lo cual no quita para que nos sigamos preguntado sobre esa ausencia de las instituciones que denuncia Rojas. Según ha podido saber Somos Malasaña, existen recursos económicos en Servicios Sociales de la Junta Municipal de Centro para ayudar a más personas necesitadas. Sin embargo, el teléfono de contacto facilitado oficialmente por Centro para solicitar ayudas de “urgencia” es el genérico -y saturado- 010 del Ayuntamiento y los trámites para conseguirlas no son ni rápidos ni sencillos o, directamente, resultan casi inaccesibles para personas como los sintecho.
Tanto esas personas sin hogar como otras que antes del inicio de esta crisis social provocada por el coronavirus no estaban en el radar de los servicios asistenciales públicos, por no necesitar ayuda, han sido las que principalmente se han estado beneficiando del comedor que ahora cierra en Malasaña.
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