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Los excrementos humanos, un tesoro energético de 8.700 millones de euros según la ONU

Retretes en el fondo del mar / EFE

Teguayco Pinto

Una persona puede producir casi 4 toneladas de excrementos a lo largo de su vida y la humanidad en su conjunto genera alrededor de 300 millones de toneladas de heces cada año. Toda esta materia fecal tiene un potencial energético suficiente como para generar electricidad en 138 millones de hogares. Así lo asegura un informe elaborado por el Instituto del Agua, el Medio Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (INWEH, por sus siglas en inglés).

Los investigadores del INWEH han estimado el valor que tendrían los excrementos humanos si se aprovechara todo su potencial energético y han concluido que “el biogás disponible en las heces humanas de todo el mundo tendría un valor de mercado 8.700 millones de euros”, mientras que el residuo seco y carbonizado podría producir “combustible equivalente a dos millones de toneladas de carbón”.

Extraer energía de heces humanas o animales no es una novedad, “sabemos que en el interior de nuestros intestinos hay bacterias metanogénicas que son capaces de producir metano a partir de sustratos orgánicos”, explica a eldiario.es Jose Luis García, profesor del departamento de Departamento de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz. A partir de los excrementos humanos se pueden conseguir dos fuentes potenciales de energía, el biogás que se genera a través de la descomposición producida por las bacterias presentes en las heces, y el residuo que se obtiene al secar y procesar la materia fecal. El biogás generado de esta forma contiene aproximadamente un 60% de metano, que tiene un alto valor energético, mientras que los lodos fecales procesados pueden llegar a tener un potencial energético similar al carbón, dependiendo de la temperatura a la que se produzca carbonización.

Sin embargo, García plantea sus dudas sobre la viabilidad de un proyecto de este tipo a escala global y asegura que “aunque los números están bien contrastados”, llevarlo a la práctica puede ser “bastante complejo” y considera que el proyecto será más viable “en regiones pequeñas y rurales”. Además, este investigador destaca las implicaciones positivas desde un punto de vista sanitario. “Que todo ese material fecal esté gestionado de una forma controlada tiene claros beneficios sanitarios, tanto por la propagación de enfermedades, como por la posible contaminación de aguas subterráneas, etc.”

Mejorar las condiciones sanitarias

Precisamente este aspecto es uno de los que ha servido para impulsar el proyecto. Según ha asegurado a eldiario.es la principal autora de este estudio, la doctora Corinne Schuster-Wallace, “la idea surgió de un proyecto en Uganda, cuyo objetivo era desarrollar un marco para la financiación de servicios de saneamiento en las comunidades rurales a través de los excrementos humanos”. 

Muchas regiones empobrecidas del planeta no disponen de sistemas de saneamiento ni de tratamiento de aguas residuales, debido a los costes de las infraestructuras y la falta de incentivos para su uso. Según cifras de la ONU, cerca de 2.500 millones de personas no tienen acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas, como retretes o letrinas, de los que casi mil millones defecan al aire libre. Desde el INEWH aprovecharon el Día Mundial del Retrete, que se celebró el 19 de noviembre, para recordar esta problemática y “concienciar a la población de que en el mundo sigue habiendo muchísima gente que no cuentan con una condiciones de saneamiento dignas”, asegura Wallace. 

Además, si se pone de manifiesto el valor de las heces humanas, se podría mejorar la situación de muchas de estas personas. Según los resultados del informe, si se centran los esfuerzos solo en las heces que se defecan al aire libre, el valor financiero del biogás generado podría llegar hasta los 320 millones euros al año y ofrecería el combustible necesario para generar electricidad en casi 18 millones de hogares.

Reducir la deforestación

Pero además del potencial económico, energético y sanitario, el proyecto también plantea los beneficios ecológicos de utilizar los excrementos en sustitución del carbón de leña. En la actualidad, el biogás se aprovecha en diversas plantas de tratamiento de aguas residuales y ya hay países que han desarrollado sistemas de biogás utilizando heces humanas o animales. Sin embargo, según los autores del estudio, “se ha prestado poca atención a la posibilidad de utilizar la materia fecal procesada como alternativa al carbón”.

El informe destaca que la utilización de las heces, debidamente procesadas y carbonizadas, podría ayudar a reducir la deforestación del planeta. Según los datos de la Asociación Mundial de Bioenergía, la producción mundial de leña para carbón alcanzó casi los 2 millones de metros cúbicos en 2013. La destrucción de los árboles contribuye a la degradación de la tierra, así como la disminución de la calidad del agua y “el uso de excrementos secos como fuente de energía alternativa es una oportunidad social, ambiental y económica a tener en cuenta”.

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