Quince historias que retratan este 2024 en Canarias
Este año que se marcha ha estado marcado por historias personales que retratan los principales problemas de Canarias. Desde relatos de personas migrantes a otras en listas de espera sanitaria o de discapacidad y dependencia han marcado este año en las Islas.
1.La historia de los hermanos malienses que sobrevivieron al peor naufragio de la ruta canaria
Dos hermanos de Mali, de 18 y 30 años salieron juntos de Nuadibú, Mauritania. La comida y el agua se acabaron al cuarto día. También se agotó la batería del motor, dejando a 90 personas a la deriva. Al sexto, vieron hundirse a más de 40 personas en la oscuridad. Ya a salvo, reconocen que haber aprendido a nadar en los ríos de su país les salvó de la muerte. Los trabajadores del hospital de El Hierro comunicaron a las autoridades competentes que ambos supervivientes son familia, para que puedan ser acogidos en el mismo recurso. El hombre de 30 años trabajaba como panadero en su país de origen, que lleva décadas sumido en un conflicto armado.
Un grupo de 1º de la ESO del IES Sabino Berthelot, en Tenerife, publicó un mensaje en el que lamentaban que un compañero migrante había sido trasladado de centro y de isla sin previo aviso. Los estudiantes expresaban su sensación de “sorpresa y malestar”. “Era un amigo cercano para todos y su presencia era muy importante para nuestro grupo”, decían. Su carta corrió como la pólvora y cuenta ya con más de 800 me gusta y cien comentarios en Instagram. El tutor del grupo, Roberto Ruiz Luque, no puede ocultar su orgullo durante la entrevista concedida a este periódico: “La acción que han tenido estos chicos y estas chicas es para enmarcar. Una lección de humanidad que muchos adultos estamos perdiendo, o la teníamos ahí pero no nos dábamos cuenta”.
Como casi todos los días, Jake y Saúl salieron a navegar el 5 de noviembre. En el barco Novo Mar Jopo, marinero y capitán trabajan en la pesca artesanal entre Lanzarote y Fuerteventura. El mar es para ellos su forma de vida, pero desde el pasado martes, no lo miran igual. Esa mañana, localizaron los cuerpos sin vida de dos jóvenes migrantes que intentaban llegar a Canarias. “Encontramos el primero, con una especie de cámara de bicicleta bajo los brazos y boca abajo. Parecía súper joven”, cuentan a este periódico. Dieron la alerta y, poco después de que Salvamento Marítimo recogiera el cuerpo, encontraron el segundo. “Estaba amarrado a un chaleco salvavidas, con el cuerpo medio metro por debajo de la superficie, pero se veía claro que era otro cadáver”, recuerdan.
4.“Papá, estoy en el mar”: las familias que aún esperan noticias de los cayucos
“Papá, estoy en el mar”. Esta fue la última frase que Badara, el padre de Khadim, escuchó para siempre en voz de su hijo. Eran las 00.00 de la noche del 31 de octubre de 2023. Cerca de la costa de Joal, una ciudad situada al sur de Dakar, Khadim se despidió de su padre sin saberlo, embarcado en un cayuco de colores de 22 metros de largo con más de 100 personas a bordo y en un mar oscuro. Fue el mismo día que partió hacia Canarias. La llamada se cortó repentinamente por falta de cobertura. Tampoco respondió en las sucesivas veces que su familia lo quiso contactar a su teléfono habitual.
Olga y Montse son algunas de las afectadas por las sanciones del Gobierno de Canarias por la ley que impide el uso residecial en zonas calificadas como turísticas con posterioridad. “No me voy a ir de mi vivienda, ni pienso cederla para que otros hagan negocio”.
“Todo esto, antes era tierra colorada”, dice Montse mientras señala al exterior de unos apartamentos del sur de Gran Canaria. Se trata de Las Algas, uno de los primeros complejos que se construyeron en los años sesenta, antes de que nadie imaginara que décadas después Playa del Inglés se convertiría en el corazón turístico de la isla. Ella llegó con apenas once años a esta casa donde vive ahora con su marido. Cuando era niña primero venía los fines de semana a ver a su padre, que habitaba en este piso porque era trabajador del conde de La Vega Grande (entonces, Alejandro del Castillo); propietario de gran parte de los terrenos del sur. Olga vive en el piso de al lado y explica que se trata de su casa familiar de toda la vida. Su padre también trabajaba para el conde, que dio la opción de comprar estos pisos para que sus empleados estuvieran cerca de su centro de trabajo, el entonces Hotel Oasis.
Los residentes de la isla están quedándose sin inmuebles en los que vivir, bien por la invasión de los pisos turísticos o el antojo de los propietarios de situar los precios por las nubes. “Estoy temblando”.
La desigualdad 'baña' cada enclave turístico de las Islas con imágenes como la de El Pajar, en el sur de Gran Canaria, donde infraviviendas y resorts hoteleros están prácticamente pared con pared. Expertos resaltan cómo el sector “utiliza bienes comunes para fines privados”, excluyendo la población local.
El hombre se negó a identificarse cuando un subinspector le pidió hacerlo en Gáldar, en el norte de Gran Canaria. Al oponerse a hacerlo, el agente le impuso una sanción por obstrucción, sin importar si realmente estaba haciendo una prestación laboral o no. Fuentes jurídicas ven poco recorrido a un posible recurso.
El marido de María del Carmen explica que la enfermedad ha avanzado y que pese a tener reconocido el grado más alto de dependencia no se le ha agilizado el PIA, que supondría que tuviera más horas de ayuda a domicilio.
La lista de espera en Canarias supera los cuatro años cuando la Ley establece seis meses. “No sentimos abandonados por parte del Gobierno”, expresa su hija Amanda que ha recurrido incluso al Defensor del Pueblo. La Diputada del Común ha anunciado una investigación por estos retrasos.
Más de un año después de denunciar a su jefe, un farmacéutico de Gran Canaria, Andrea tuvo que volver a su puesto sin que se hubiese activado ningún protocolo en la empresa y después de estar varios meses sin cobrar tras mostrar su disconformidad con el alta médica que le dio la Seguridad Social.
La “foto fija” de las listas de espera desenfoca relatos como el de Manuel García, que lleva catorce meses para una operación de rodilla para la que, según los datos oficiales, se tarda de media menos de cuatro.
A sus 43 años, Marcos (nombre ficticio por petición del entrevistado) está incapacitado para ejercer la profesión para la que se formó y en la que llevaba trabajando desde hacía dos décadas, la de enfermero. Una reciente sentencia ya firme ha determinado que las patologías que sufre y por las que ha sido derivado a una unidad de salud mental están “íntimamente vinculadas al entorno laboral”. En los últimos diez años había acumulado más de una decena de bajas, la mayoría de larga duración. A juicio del perito que dictaminó que Marcos padecía el denominado síndrome del trabajador quemado o de desgaste profesional (burnout), su estado “tenderá a agravarse” si se mantiene en su empleo habitual, “siendo necesario para apreciar alguna mejora salir del mismo”.
Educación admite que falta una enfermera para atender al alumnado con necesidades específicas del CEE Adeje y alega que la empresa que presta el servicio no encuentra personal y que no la puede sancionar porque el contrato está vencido.
La introducción de especies foráneas hace que, en el transucrso del proceso de hibridación, la autóctona se vuelva más agresiva. El 98% de apicultores trabaja con la raza ganadera canaria, protegida por legislaciones nacionales y comunitarias, y se ven indefensos si se interponen solo los intereses económicos de quienes apuestan por especies exóticas.
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