TEATRO
400 días sin luz: los vecinos de Cañada Real se suben a las tablas del Centro Dramático Nacional
Wafa es un adolescente que quiere ser médico. Él y su familia viven en la Cañada Real, rodeados de muchas otras familias. Un buen día, todos ellos se quedan sin luz en su barrio y comienza una etapa de sufrimiento y supervivencia que se imponen al día a día.
Raquel Alarcón dirige 400 días sin luz, escrita por Vanessa Espín y basada en el drama de los vecinos de la Cañada Real. En el reparto hay vecinos de la propia Cañada Real, que dan vida sobre las tablas a sus días bajo la luz de las velas. Se puede ver en la sala Francisco Nieva del Teatro Vallé-Inclán hasta el próximo 13 de noviembre.
Espín explica que llegó por primera vez al barrio en enero de 2021: “Acabábamos de salir de una nevada histórica y el equipo que me acompañaba entonces formaba parte de un proyecto que se llamó Dramawalker Cañada Real. Aquel día lo único que hicimos fue caminar y recuerdo que la sensación compartida fue la de volver al pueblo de la infancia, a la casa de los abuelos, al hogar. Entonces no sabía que estábamos iniciando un camino de ida (invitar al público a recorrer Cañada para escuchar ficciones sonoras) que se completaría casi dos años después con el viaje de vuelta, invitar al vecindario a subir a un escenario para contar su propia historia. Tampoco sabía, ni podía imaginar, que dos años más tarde el barrio seguiría sumida en la misma situación: vivir sin electricidad”.
8.000 personas de 17 nacionalidades, con 2.800 menores de edad conforman una realidad humana de tres generaciones, no muy diferente a lo que fueron los extrarradios de Madrid que hoy son barrios. Sin embargo, el estigma de ser un asentamiento ilegal, en este caso y este momento histórico, hace que permitamos la atrocidad de que todos ellos vivan sin un bien fundamental, un elemento que sostiene los Derechos Humanos, como es la luz.
“400 días sin luz cuenta la vida de las personas que luchan por tener un futuro mejor. Es el cruce de caminos donde se juntan todas las vidas. Si tocan a Cañada nos tocan a todas, si ellos pierden, perdemos todas. A día de hoy llevan 731 días sin luz. Siempre pensé que cuando estrenáramos esta obra íbamos a hacer solo memoria de esos días, y no un amargo goteo de este día a día. Hoy que vecinas reales se mezclan con los actores y actrices en el escenario, la luz sigue sin llegar a la mesa de la cocina de sus casas, al flexo donde estudian sus hijos y a la máquina de oxígeno de los abuelos, pero algo hemos conseguido: que sus voces estén en el teatro cada tarde haciéndonos preguntas”.
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