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El Sindicato de Vivienda de Carabanchel frena el primer desahucio después de la manifestación del 13 de octubre

Decenas de personas esperando en la puerta del inmueble donde vive la familia de Ana maría a la comisión judicial

Luis de la Cruz

Madrid —

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Entre las decenas de publicaciones  y pasquines que se repartían ayer en la gran manifestación por la vivienda que se produjo en Madrid, tuvo especial presencia el que advertía que al día siguiente se produciría un intento de desahucio, el de Ana María, en el barrio de San Isidro, de Carabanchel.

La hoja volante, que incluía también la información de otro lanzamiento, programado para el jueves, se repartía desde el área del bloque crítico conformado por distintos colectivos de lucha por el derecho por la vivienda, como el Sindicato de Vivienda de Carabanchel, convocante del stopdesahucios. “Hoy todas en la mani, mañana todas en el desahucio”, resonaba en el corazón del 13-O.

La vivienda en la que reside Ana María pertenece al IVIMA (Instituto de la Vivienda de Madrid) y reside en ella hace tres décadas. Sin embargo, en 2017 la institución pública decretó que no cumplía los requisitos necesarios para hacer uso de ella tras un informe en el que se tildaba a la familia de conflictiva. Según el Sindicato de Vivienda de Carabanchel, el informe no se sustenta en pruebas sino en “juicios racistas y criminalización de la pobreza y de las formas de supervivencia de la clase trabajadora”. Tras un largo proceso judicial, hoy se producía el intento de desahucio.

Los alrededores del número 10 del Camino Alto de San Isidro amanecieron con mucha presencia policial. Cuatro furgones policiales cuyos inquilinos, como en otros intentos de desahucios, acordonaron la calle para evitar que los activistas pudieran acercarse al portal. Sin embargo, a esa hora había, también, activistas por la vivienda cuyo número no dejaría de crecer a lo largo de las siguientes horas.

Poco ante de las ocho de la mañana, decenas de activistas consiguieron acceder a la puerta del portal del edificio, de cuya fachada colgaba una pancarta donde se podía leer “La ley de vivienda no para desahucios. Ana María se queda”.

Carne Cruda Radio ha estado haciendo una cobertura en directo desde las cinco de la mañana que ha sido muy útil a la hora de redactar esta nota. Según ha explicado el periodista Javier Gallego, la policía ha advertido a los activistas “de que todo aquel que se resista, pacíficamente o no, puede ser detenido”.

Poco después, la policía se retiraba a las inmediaciones de la calle General Ricardos, según informaba en redes sociales el Sindicato de Vivienda de Carabanchel, que no obstante ha mantenido la convocatoria a la espera de que llegara la comisión judicial, a la que se le esperaba al filo de las 10.30 horas.

Poco antes de esta hora, el centenar de personas que continuaban a las puertas del edificio se han colocado en el portal del edificio –se han acuerpado, como dicen frecuentemente los activistas– . La propiedad (es decir, la Comunidad de Madrid), había llegado al lugar y manifestado no tener ninguna intención de negociar in situ. Un poco antes de las 11 de la mañana la comisión judicial se ha reunido con Ana María, su marido y miembros del Sindicato de Inquilinos de Carabanchel. Finalmente, el desahucio se ha aplazado, aunque solo quince días, lo que ha sido considerado insuficiente por el Sindicato de Vivienda de Carabanchel. Comienza, de nuevo y a contrarreloj, la fase de negociación con la administración pública. Hasta el próximo 30 de octubre a las 9,30 de la mañana, presumiblemente con UIP.

La situación de Ana María es compleja. Un hijo, que padece esquizofrenia, se encuentra en este momento hospitalizado; su madre tiene alzheimer y ella cuida de tres nietos. Su intento de desahucio ha centrado las miradas de un debate vivo dentro del movimiento por la vivienda que ayer se manifestó en Madrid. Desde los grupos de base se advierte insistentemente de que las sucesivas moratorias de desahucios de personas en situación vulnerable no están surtiendo efecto y ponen en duda la efectividad de la Ley de Vivienda de cara a parar los desahucios, independientemente de que sea aplicada o no en las distintas comunidades autónomas.

Muchas personas se han acercado esta mañana hasta el barrio de San Isidro para detener este intento de desahucio, consiguiendo que el de Ana María no sea uno de los muchos desahucios invisibles que se ejecutan a diario. Los desahucios, el lado más lacerante del problema de la vivienda que estos días copa portadas, nunca desaparecieron pero necesitan volver a ser una prioridad social y los colectivos de vivienda, que no han descansado desde el final de la manifestación de ayer, nos lo están advirtiendo con cánticos como “no permitimos, ni un desahucio más”.

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