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El “atasco monumental” de Almeida

Congestión de tráfico el pasado viernes por la noche, en Colón

Diego Casado / Carmen Moraga

31 de octubre de 2021 21:03 h

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El pasado martes, antes de despuntar el alba, dos camiones colisionaron en la M-30, cerca del Puente de Ventas. Fue a las 5.35 horas y desde esa hora quedaron cortados todos los carriles de paso salvo uno en la calzada exterior de la vía, la que más tráfico suele acumular. Policía, bomberos y Samur llegaron al lugar casi al instante y a las 6.00 apareció un camión C17 de Madrid Calle 30, la empresa que gestiona la vía. Era insuficiente para retirar los vehículos accidentados.

Cinco minutos después, a las 6.05, el Ayuntamiento de Madrid decide cortar el Bypass Sur para que dejen de llegar coches a un tramo por donde ya es casi imposible pasar. Pero hasta las 7.13 no alcanza el lugar del siniestro un camión pluma, necesario para desatascar la vía. A las 7.26 llega una grúa de grandes dimensiones para asistir en las tareas. No conseguirán retirar los camiones accidentados hasta las 8.42, más de una hora después. A las 8.46 se empiezan a reabrir carriles al tráfico, según los informes municipales. Pero en ese momento las carreteras de la ciudad sufren ya un atasco gigantesco.

El nivel de congestión de tráfico es tal esa mañana de martes que el propio alcalde de Madrid pide disculpas a los ciudadanos durante el Pleno del Ayuntamiento que tiene lugar en Cibeles. José Luis Martínez Almeida habla de “atascos monumentales” y admite que en los últimos tiempos “se están produciendo retenciones de tráfico importantes en la ciudad”. Lo achaca a que el uso del transporte público no se ha recuperado en la misma proporción que el privado después de la pandemia: “Vamos a poner solución, ya estamos trabajando en ello”, concluye.

El carmaggedon del martes era algo anunciado desde hacía semanas. A principios de octubre, Madrid olvidó las calles vacías del confinamiento y recuperó los niveles de tráfico anteriores a la pandemia. Muchos expertos en movilidad dieron la voz de alarma ante el panorama que se avecinaba. Pero hasta esta semana, después de la gran congestión, no se había anunciado ninguna medida. Ante el runrún de que Madrid se estaba convirtiendo en un atasco continuo, Almeida lanzó una solución más llamativa que novedosa: colocará “grúas gigantescas” en varios puntos de la M-30 a diario para solucionar antes accidentes como el del martes y suspenderá las principales obras de la ciudad y otras labores durante las horas punta. Las grúas son las mismas que ya se desplegaban los días de lluvia, en los que normalmente se generan más alcances entre vehículos.

Retrasos en los tiempos fijados para la grúa

En realidad, contar con grúas que lleguen rápido a los accidentes es obligatorio desde hace tiempo para la empresa semipública Madrid Calle 30. En sus pliegos de condiciones, a los que ha tenido acceso Somos Madrid, se detallan los tiempos máximos en los que la compañía -participada por el Ayuntamiento y por las constructoras ACS y Ferrovial- tiene para resolver cualquier incidente. Un siniestro como el de los camiones del martes se ha de solucionar en un máximo de 72 minutos: la concesionaria tiene 12 para acudir al punto, 30 minutos para llegada de equipos externos extraordinarios y otros 30 para la resolución, según los pliegos. En el incidente del martes se tardó 191 minutos. Dos horas de retraso.

El Ayuntamiento de Madrid debe multar a Calle 30 por cada incumplimiento de este tipo, según consta en su contrato. Lo ha de ejecutar a través de dos auditorías al año a la que está obligado, pero en lo que lleva Almeida de legislatura no ha completado todavía ni una. La última se cumplimentó durante el gobierno de Manuela Carmena, en el primer semestre de 2019, y arrojó un descuento de 2,2 millones de euros por incumplimientos, dentro del canon anual de 30 millones que cuesta a la ciudad el mantenimiento de la M-30.

“El problema no son los accidentes, es que la M-30 está ya al límite de su capacidad, y en cuanto se produce un pequeño incidente se colapsa”. Lo dice uno de los que mejor conoce el funcionamiento de esta vía, Samuel Romero, que fue consejero delegado de Madrid Calle 30 durante la alcaldía de Ahora Madrid. Para este ingeniero de caminos la situación actual de atascos tiene su origen en las políticas de los gobiernos de derechas que “han ido destrozando el transporte público poco a poco”, para después apuntar que “la EMT está bajo mínimos” o que el sistema de la bicicleta pública atraviesa un momento de falta de confianza, con 6.700 ciudadanos que lo han abandonado desde abril debido a sus múltiples fallos.

Romero cree que el PP va a seguir en el Ayuntamiento un modelo que ya se ha demostrado que “no funciona”, el de invertir millones de euros para ampliar la capacidad de las carreteras que después se vuelven a llenar de coches. “Cuando construyes una infraestructura nueva con mayor capacidad, lo que haces es un efecto llamada para que los coches circulen por ahí. Al principio, los conductores la buscan porque el resto de la ciudad está congestionada y la nueva vía les da un punto de alivio”, asegura. “Funciona bien los primeros días o semanas y luego vuelve a estar colapsada”. El exconsejero delegado de Calle 30 acusa al actual Ayuntamiento de “responder a los intereses de las grandes constructoras”, a los que adjudica estas obras de gran calado.

Falta de promoción del transporte público

Hasta el momento, la única medida de promoción del transporte público que ha ejecutado el Ayuntamiento de Madrid desde el verano ha sido la de dos semanas de gratuidad de los autobuses durante la hora punta a principios de septiembre. Entre un 20% y un 30% de los viajeros que usaban el metro o el autobús urbano antes de la pandemia no han vuelto a él y las cifras están remontando muy poco a poco.

En el suburbano se están registrando 1,8 millones de desplazamientos en la red, frente a los 2,2 millones de media en octubre de 2019 durante los días laborables. El récord en el suburbano se produjo durante el Black Friday de ese año, con 2,7 millones de viajes. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) marcó un récord de 1.273.928 viajeros el pasado jueves, aunque sus cifras también están lejanas a lo que era habitual antes de la crisis sanitaria.

A la vista de los datos, el PSOE va a pedir a Almeida que haga algo para mejorar los datos: “Entendemos que es imprescindible una campaña de promoción del transporte público por parte del Ayuntamiento”, apunta el concejal Ignacio Benito, quien considera que una parte de los viajeros que está utilizando el coche no ha vuelto al metro o al bus “por el miedo que se ha generado”. La campaña, a su entender, ha de venir acompañada de un refuerzo del transporte público de competencia municipal y “una apuesta decidida por Bicimad”. Samuel Romero también cree que las acciones municipales lanzan continuamente mensajes en favor del uso del vehículo privado y que se han olvidado de fomentar los métodos más sostenibles de transporte.

El resultado lo sufre cualquier persona que coja el coche a diario, especialmente cuando hay algún elemento que acreciente los atascos. Este viernes por la noche se produjeron varios y el centro de la ciudad se convirtió en un festival de pitidos y luces rojas de freno: a la lluvia y la salida del puente se le unió el festival LuzMadrid, que obligó a cortar el tráfico en todo el eje Puerta de Alcalá - Cibeles - Sol, con retenciones, de nuevo, monumentales.

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